“La conmovedora historia de un soldado: La adopción del heroico perro militar que le salvó la vida”

Para Julian, Layka era nada menos que una superheroína, y estaba decidido a pagar la deuda rescatándola de cualquier peligro que se interpusiera en su camino.

Cuando el sargento de personal Julian McDonald envió a Layka, un perro militar, a despejar un edificio en Afganistán antes de ingresar con su equipo, no tenía idea de cuánto afectaría su futuro. Como manejador de Layka, McDonald fue responsable del bienestar de los belgas malinois durante su estadía en el país.

En 2013, el sargento decidió enviar un perro a explorar el edificio antes de guiar a sus tropas para que lo inspeccionaran. Tenían motivos para creer que la instalación era peligrosa debido al sonido de los disparos.

Un grupo de individuos armados se hizo presente en el edificio y disparó a Layka cuatro veces desde muy cerca. Luego de esto, apuntaron sus armas a los soldados que estaban apostados afuera. A pesar de sufrir heridas, Layka logró neutralizar a uno de sus atacantes y salvar la vida de los soldados.

Después de someterse a una extenuante cirugía de siete horas, los expertos veterinarios pudieron rescatar al perro de una muerte segura. Sin embargo, el procedimiento requirió la amputación de una de sus piernas, dejándola con solo tres. Sin embargo, lo más importante fue que el perro sobrevivió.

La perra tuvo que someterse a un poco de fisioterapia para recuperar la movilidad después de una lesión, pero a pesar del revés, todavía estaba entusiasmada con la vida después de recibir tratamiento. Desafortunadamente, Layka enfrentó otro desafío cuando sufrió otra lesión que puso en peligro su pata delantera restante. Rebecca Switzer, quien se reunió con Layka y su cuidador más tarde, arrojó luz sobre la situación al decir que se trataba de una lesión grave porque al perro solo le quedaba una pata. Esta complicación adicional significaba que no solo ya estaba luchando con una sola pierna, sino que ahora también existía un peligro potencial para la extremidad que le quedaba.

Cuando Layka conoció por primera vez a los suizos, no solo se sorprendieron por sus limitaciones físicas, sino también por el trauma emocional que había sufrido durante su despliegue. Conmovidos por los actos heroicos que salvaron la vida de muchos soldados, las tropas donaron generosamente a un fondo establecido para curar la pata rota de Layka. Afortunadamente, su entrenador trabajó incansablemente para encontrarle un hogar amoroso para su adopción.

Aunque los antecedentes y el comportamiento de Layka durante el entrenamiento inicialmente generaron preocupaciones entre los miembros de la familia, McDonald estaba decidido a adoptarla como mascota. Afortunadamente, pudo hacerlo y Layka se transformó de un agresivo perro militar a un compañero ideal. Al llegar a casa, Layka sorprendió a todos al acostarse de inmediato y permitir que la niña de un año de McDonald’s jugara boca arriba.

El sargento McDonald expresó su gratitud hacia el perro que le salvó la vida y tiene la intención de brindarle una jubilación pacífica y feliz al cachorro que se jubila. Dijo que le debe todo al perro y planea pasar cada momento con su familia como una forma de mostrar su aprecio. National Geographic presentó un video que muestra lo bien que Layka se mezcla con la familia de su manejador, que se puede compartir con sus seres queridos sin dudarlo.

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