Las lágrimas ruedan por sus mejillas cuando experimenta la calidez del afecto humano por primera vez, haciéndola sentir verdaderamente viva.
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Presentamos a LuLi, una madre sin hogar que parecía cansada. Aunque parece joven, había estado embarazada antes y su pasado sigue siendo desconocido. Su cuerpo estaba cubierto de costras e infecciones, dejándola con poca carne en los huesos.


Sintiéndose ansiosa, LuLi se encontró en un territorio desconocido ya que nunca antes había encontrado el afecto de los humanos. Su nombre, Luna, le fue dado para reflejar su naturaleza única y especial.

La trajeron y le dieron un baño y antibióticos. Con solo 15 días de cuidado en el refugio, esta adorable niña ha experimentado una transformación significativa, volviéndose más encantadora y atractiva.

Luli, en mi opinión, merece todas las comodidades de un hogar como una cómoda cama para dormir, un paseo diario y hasta unas vacaciones. No puedo evitar admitir que he desarrollado un cariño por ella.


Siempre atesoraremos su memoria y oraremos por el gozo y la satisfacción de nuestra hija.