Crédito de la foto: PaleoEquii / Wikimedia Commons CC BY-SA 4.0

Hace mucho, mucho, mucho tiempo, existía una criatura marina que era similar a una sepia… pero también era como una babosa, y también se parecía a una sanguijuela. Cuando se descubrió un fósil de esta extraña criatura cientos de millones de años después, recibió el nombre de su descubridor y se llamó el “monstruo de Tully”. Los científicos no han podido ponerse de acuerdo sobre cómo se debe clasificar a la criatura, lo que envuelve al espécimen en un misterio.

Descubrimiento del monstruo de Tully

El gregarium de Tullimonstrum. (Crédito de la foto: Nobu Tamura / Wikimedia Commons CC BY-SA 4.0 / recortada)

El nombre científico del espécimen inclasificable es Tullimonstrum. El descubrimiento de la criatura se realizó por primera vez en 1958 cuando el coleccionista de fósiles Francis Tully lo notó en los lechos de fósiles de Mazon Creek, ubicado en Illinois. El fósil particular que Tully encontró data de hace 307 millones de años.

Para mirar al monstruo de Tully, es razonable decir que recuerda a una babosa. En la mitad de su cuerpo, lo que se cree que son ojos sobresalen en dos tallos, como los de una babosa. Sin embargo, en el lugar donde se podría suponer que se ubicaría la boca hay un apéndice largo y delgado con una garra en su extremo. Esta garra parece tener dientes.

Las extrañas características del monstruo de Tully dificultan clasificarlo como vertebrado o invertebrado. Como recordatorio, un vertebrado es una criatura con columna vertebral. Los mamíferos, los peces, las aves y los reptiles son vertebrados. Los invertebrados son criaturas sin columna vertebral, como los insectos, los pulpos y los crustáceos.

Un estudio de 2016 lo clasificó como un vertebrado

Un T. gregarium, o monstruo de Tully, fósil. (Crédito de la foto: Ghedoghedo / Wikimedia Commons CC BY-SA 3.0)

En 2016, un grupo de científicos realizó un estudio y dijo que el monstruo de Tully finalmente había sido clasificado. Su evidencia sugirió que era, de hecho, un vertebrado. El estudio se centró en las características prominentes de la forma física de la criatura. Al observar el fósil, los investigadores afirmaron que había una notocorda en el monstruo de Tully.

Una notocorda es una varilla flexible que corre a lo largo del cuerpo. Aunque no se considera que sea una médula espinal, se considera que es el precursor de una médula espinal. Entonces, la presencia de la notocorda sugirió a estos científicos que el monstruo de Tully se clasifica mejor como un vertebrado. De esta manera, lo compararon con el mismo grupo que las lampreas.

El estudio también analizó los gránulos de pigmento ubicados en los ojos conocidos como melanosomas. Al analizarlos, los científicos notaron que la forma y el tamaño eran similares a los que se encuentran en los ojos de otros vertebrados, ubicándolo nuevamente bajo esa clasificación.

Un estudio más reciente desafía esta clasificación

Modelo 3D de Tullimonstrum gregarium como vertebrado. (Crédito de la foto: Петр Меньшиков / Wikimedia Commons CC BY-SA 4.0)

Durante un tiempo, el estudio de 2016 fue aceptado como lo más cercano a una clasificación definitiva que los científicos iban a alcanzar con el monstruo de Tully. Sin embargo, un estudio más reciente cuestionó el resultado de 2016 y devolvió el misterio del monstruo de Tully al discurso científico.

Este estudio más reciente también analizó los melanosomas en los ojos. Los investigadores utilizaron un acelerador de partículas, llamado fuente de luz de radiación de sincrotrón, para obtener una visión más profunda de la composición química de los melanosomas en las muestras de fósiles de monstruos de Tully y de vertebrados e invertebrados actuales. El acelerador de partículas sobrecarga la muestra con intensos estallidos de radiación que hacen que los elementos del interior se vuelvan identificables. Cada uno de los elementos tiene su propia firma de rayos X específica.

Al analizar la proporción de zinc a cobre del ojo del monstruo de Tully, se determinó que la criatura se parece más a los invertebrados que a los vertebrados, contrariamente a las afirmaciones del estudio anterior. También se descubrió que los ojos del monstruo Tully contenían un tipo de cobre diferente al de los vertebrados. Lo que es especialmente interesante es que, aunque esta criatura inusual es diferente a los vertebrados, tampoco es idéntica a los invertebrados.

El estudio más reciente respalda la idea de que el monstruo de Tully no es un vertebrado, pero al mismo tiempo no respalda la idea de que es un invertebrado. Parece que los científicos han vuelto al punto de partida con el monstruo de Tully, y el misterio continúa.