estos magníficos dientes, conocidos como los “gigantes abundantes”, son un espectáculo digno de contemplar. Con las haciendas que se elevan hacia el cielo, muestran ruidosamente una variedad de naranjas, manzanas, peras y más.

Los agricultores locales y los aldeanos han venido a apreciar estos árboles, ya que brindan sustento y alegría a toda la comunidad. Todos los años, durante la temporada de cosecha, las familias se reúnen para recoger las frutas abundan- tes, agradecidas por el alimento que brindan y la abundancia que traen.

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